Tuve el temor y la gran esperanza, luego trabajé en ella, me dijeron “No vayas, no entienden nada …” por otro lado decían de mi “El no sabe Karate…” pero fui igual ante los interrogantes, no pedí ni honores ni comodidades excesivas, solo fui a ver si en sus corazones aun había Karate, si la llama estaba encendida, y encontré lo que buscaba, estaba allí, tapada por excesivos cuestionamientos, técnica, anhelo de poder, materialismo, y sometimiento en aquellos que aman la práctica misma, y el ego inclaudicable entre ellos, la unión solo sería una utopía.-
Conocieron mi corazón, entendieron que no era dueño de ninguna marca y accedieron a escuchar, los unos y ¿los otros?, solo desconfianza, creyeron en otro gran mediador y cuando no resultó como ellos querían, también hablaron de El, pero más escondidos en su individualismo, esperando el desenlace y beneficio, la paradoja es que ellos difundieron el arte en aquellas zonas, pero se olvidaron de difundir lo mas importante, el amor y el deseo de cambiar la historia, abrí un camino diferente, creo haber llegado a sus corazones, inmediatamente me vinieron a la memoria las palabras de este Gran Escritor que aquí comparto, deseándoles a todos un mejor tránsito en esta tierra. Con verdadero amor, los que trabajamos en la construcción del camino del entendimiento.- Les deseo de Corazón…
…¡¡¡¡¡¡Feliz Navidad y el mejor Año para todos ustedes¡¡¡¡¡
Eiken Hamasaki
“Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas, que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra".La soledad de América Latina.”
Gabriel García Márquez; discurso al recibir el premio Novel de Literatura, 8 de diciembre de 1982.