Hace mucho tiempo que practico Karate, casi ya es demasiado dirían los afectos cercanos a mi, y a veces hasta me lo pregunto yo, mi cuerpo ya no es el de antes, pero mi mente…haa…mi mente esta ágil, perceptiva, alerta, casi instantáneamente, ya no entreno para ganar… mentira, si entreno para ganar, pero ahora el kumite es mental, interno, intenso como en Matrix, la contienda es feroz hasta que me agota, _ ¿contra quién? ¿Cómo¡¡, no lo ves?, siempre está allí¡, el blanco es móvil, eterno, esta allí¡¡, de frente en zisentai, se transforma en cosas a terminar, tareas que no quiero hacer pero queda, ¡ para que dije que iría! y tendré que tener la energía, ese afecto que nunca demostré y me lo robaron, para volverlo a construir, y aquí estoy en el medio del camino y recordé a Fito Paez que orillo también mi verdad pero no le alcanzó, le faltó el Do.-
Y allí fue, me encontré arriba de la meseta donde saqué la brújula y esta como imantada no me indicaba ningún punto, mi mente se balancea entre la razón y la acción sin medida, deteniéndome nuevamente la altura de la meseta, que no es baja, y me afecta el temor de que la brújula siga inútil, ¡y pasó momás!, retumbó esa vieja palabra en mi,-¡temor! temor, miedo, temor, otra vez apareciste miedo de miedo y el miedo que te remedio¡¡¡.-
Pero brilló el viejo Koan, y se transformó en respuesta, comprendí que del paréntesis solo se sale con el punto y coma, reflexioné que esto lo viví en mi niñez, que exploré hasta donde me dio el pie, y luego la meseta de Mamá y la brújula de Papá, limpié la brújula y vi mi adolescencia, y creí que los dos seguían sin entender, y empujé un coche para que no escucharan el ruido en su arranque, obvio lo devolvimos chocado y apareció el miedo nuevamente hasta la mañana siguiente, y la meseta del terror se comió mi brújula, hasta que fabriqué un Currículum Vitae sin una respuesta que me gustara, y una soltería madura y la meseta nuevamente, hasta que la elección se comió la decisión y otra vez el sabio temor haciendo incómodo al amor, días tras días.-
Pero hoy frente a estos días de reflexión que se avecinan, me paré en el medio del camino, y supe que algo me acompañó siempre, volví a conectar los dos hemisferios y practiqué hasta que el temor se transformara en una reciclada energía, la llama tibia en las hornallas cual mesetas, se transformaron en llamas de Sol, alumbrando mi alrededor, tomé mi karategui que siempre me ayudó a distinguir la práctica de la práctica, y su efecto bañó lo arriba narrado mientras me sucedía, uní los hemisferios de la filosofía del karate en la cotidianeidad de la vida misma, mi energía se atenuó, inhalé y exhalé profundo, silbé tres veces como lo hacia mi padre para llamar al Viento.-
Y empezó a soplar, la aguja encontró su norte, me miré y agradecí en silencio a los tutores de siempre, por su amor y entrega hasta donde pudieron, miré nuevamente mi brújula y esta vez creí en ella como talismán de algún Kami (dios); de las Mesetas y Montañas, y retomé el camino.-
Me encontré diciendo: -¡“Hace mucho que practico karate”! casi demasiado, dicen mis allegados, pero cada vez que el karategui se esparce en Mi, se disipa el temor, ya se que a veces me veo en meseta pero también se que me convertí en brújula”¿ las mesetas? si, allí están, pero las cruzo una a una sin pausa ni prisa, las utilizo para meditar, ante mi nuevo proyecto y volver a escalar esa montaña, Mi vida.-
Dedicado a Flavio Fiorito y Yamila Corigliano
Feliz Navidad y Año Nuevo
OSSu¡¡¡
Eiken Hamasaki