Una vez en una fiesta de agasajo en mi juventud como karateka, había bebido mucho y en alegría por la reunión, cuando se disipa la tensión de la misma y nos relajamos luego que los invitados importantes partieran del lugar, me toca sentarme frente a mi Sensei que comenzaba a conversar y a transmitir los conceptos del karate que practicamos, en ese mismo instante caigo de bruces sobre la mesa golpeando mi frente sobre ella¡¡ pasfh¡¡ desparramando los canapés en cuestión producto de mi caída y embriaguez absoluta¡¡.-
Fue en ese momento que una violenta cachetada hace vibrar mi cabeza, embebida en mezcla etílica me incorporo, y veo una multitud de japoneses que parecía estar en el centro de Tokio¡¡¡ pero en el medio lo divisé a Kenichi con sus ojos cerrados también y a su lado Sensei bien sentados ambos, y su voz como trueno…_¡¡¡DANIEL¡¡¡.-¡Oss¡¡ respondo por reflejo._ y frotándome la cabeza pregunto qué pasó¡¡? En ese momento veo sus cejas levantadas con mirada fija en Mi y exclama con vos pausada, contínua y densa.--_.He tomado mas o igual que vos, crees que estoy en diferente estado?, estoy igual o peor,¡¡ pero siempre debemos estar derechos, muertos pero derechos.-
Inmediatamente me incorporé y luché contra mi estado y permanecí erguido luchando contra la gravedad en un constante vaivén sentado en la silla plástica y mis párpados tratando de engancharse en el cielo.-hasta que nos retiramos del lugar caminando en zigzag tal vez pero erguidos.-
Luego en una visita al Japón, vi a personas en los trenes en estado de ebriedad absoluta viajando parados agarrados de los caños, y me pregunté por qué no toman asiento si está todo el tren Vacío?
Hasta darme cuenta, era para no quedarse dormidos y pasarse de estación…la pelea interior ante la adversidad siempre.-
Cuando mi Padre estuvo internado mis hermanos y yo nos turnábamos para su cuidado (ocho meses en 2 hospitales), observé a mi madre que estoicamente sin faltar un día le llevaba el almuerzo y cena y lo limpiaba (mas allá del servicio de las eficientes enfermeras), a pesar de que sabíamos que era difícil su recuperación, cuando había una visita de parientes ella decía que El estaba bien.-
Cuando Ella partió finalmente a los 90 años, hizo un esfuerzo de vivir lo mas posible para acortar los días de soledad de mi hermano mayor que vivía con ella siempre preocupada que haría en su soledad (no se equivocó), en su mente siempre sintió que ella cuidaba de el y no viceversa, eligió la fecha para irse, fue en una conmemoración de la Copa Itaya como para que su hijo profesor de Karate no se olvidara de su partida.-
Hoy nuestra Madre Patria sufre el cataclismo de siempre, pero con más rigor como si se ensañara la tierra en su herida, y nuevamente en su gente prevalece el Uchi Soto y Tate Mae.-
El sentir del sacrificio es Uchi, cerrar el dolor, congoja, llanto y hasta a veces la excesiva alegría.-
Soto hacia fuera, correcto, derecho, prolijo, en el sentir sin histrionismos ni exageraciones, Tate Mae, erguido y enfrentando las adversidades y la verdad por vergonzosas que sea, como ahora, pues con la propagación de la radiactividad, no duden que ellos como ciudadanos comúnes sienten su vergüenza, por lo que no pueden dominar.-
Agradezco a todos los que de una y otra manera acompañan este momento a mi querido Japón, en las imágenes de dolor que se transmiten al mundo y sus comentarios sobre la integridad que demuestran los ciudadanos sobrevivientes de Fukushima al haber perdido todo en un segundo en el mayor terremoto del siglo y que aun no cesa, y fiel a su sentir “uchi soto y tate mae en la alegría y la tristeza”.
Eiken Hamasaki