Las
personas al conocerse en los encuentros, presentaciones o decisiones de
pertenecer a un grupo de determinada actividad, creen generalmente que es
ocasional.
Cuando se
determina la elección de un Dojo, e
inscribirse, se detiene solo en las acciones de presentación, y se cree en la
casualidad por la elección del lugar.-
En
contraposición hay personas que no creen en la casualidad, pero carecen de estímulo
de investigación de los porque, solo piensan el si habría hecho aquello…o
supongo que….-
MI razonamiento,
implica que todos los hechos y los haceres, están enlazados en constelaciones
espirituales que tienen un encuentro, que se unen por motivos a descubrir.-
Sabemos y
leemos de métodos y escritos, sobre este
tema, pero cuando una persona enseña y propone crecimientos espirituales, en prácticas,
se debe obtener la sabiduría porque se revelan caminos a analizar en nuevos despertares, creer o no, es una elección
a tener en cuenta, en consideración, según los casos.-
El que no
cree exige largo plazo de tránsito, y el que cree deberá estar atento a
diario.-
La vida
considera infinitos encuentros en distintas acciones, las historias enseñan los
grandes males y las grandes bondades, repetirlas es solo una elección en el
camino.-
El Comienzo
Salía de
haber rendido la materia geografía en Diciembre de 1972, ya me había llevado Química y Matemáticas para
Marzo, y esta era la tercer materia, lo cual todavía no definía pasar de año
escolar, y sentenciaba unas vacaciones muy intranquilas, mi falta de control
dejó que durante el año no aprovechara las ventajas extra curriculares sobre
una materia fácil, pero la edad del pavo me venció, yo era amigo del hijo de la
profesora y su marido era el contador del negocio de mi tío.- Luego de una gran
decepción en no eximirme en dicho examen, no quedaba otra cosa que volverme a Buenos
Aires, mis vacaciones eran al revés, cuando todos venían a Concordia yo volvía
a la casa de mis padres, y esta vez derrotado por una fácil materia…..-
Así
cabizbajo y meditabundo me fui caminando al puerto de la ciudad, pueblo de
mierda me dije, para poder convencerme de que ya eran mis últimos días y no
sufrir la despedida, y mi mente recordando una y otra vez, cada momento del
examen, la voz de ella, La Tulia
¡¿y Maehamasaki donde desemboca el Rin?.- silencio……y dale con el Rin… yo quería
hablar del Eufrates y el Tigris y me sale con el Rin…sabia las demás bolillas
pero justo me tuvo que tocar ésa...que someramente la había leído… pero su venganza
estaba escrita, le rogué a esa mesa de tres, para que me preguntara otra cosa,
pero de pronto recordé sus ruegos para que dejara de liderar el bochinche en
sus horas de clase, golpeando la tapa del pupitre con bisagra, cuando ella se
daba vuelta para escribir en el pizarrón y los demás que se unían a mi
iniciativa para detenernos cuando ella volvía hacia nosotros, parando todos al
mismo tiempo, poniendo cara de nada.- jaja, ok , ya se me fue la sonrisa.-
Llegué al
borde del espigón y el río estaba allí, manso y tranquilo, cristalino como ya
no es, seguí su silueta y llegué hasta el balneario viejo, casi frente a la
cancha de Estudiantes, y recordé otros veranos, donde con mis primos paseábamos
en las noches luego de la cena con los tíos
y abuelos antes de dormir, pero nada sumaba a mis circunstancias del momento,
los veía sentenciando ni regreso, y las cargadas de mi primo Raúl para luego
consolarme y darme su apoyo, seguramente mi único aliado “_.¡no te calientes,
la das en marzo¡ y chau.¡¡ El estaba cruzando el 5° año Nacional en aquel
momento.- Tomé los apuntes y la carpeta Rivadavia de un vértice y la tiré al Río
de Pájaros según Falú, a ver si lograba por lo menos hacer sapitos, antes de
que se hundiera, iluso de mi, retumbaba en mi mente. -¡dónde desemboca el
Rin?...me imaginé haciendo la plancha en “el Uruguay, que no es un río sino un
cielo azul que viaja”…. y llegar al Río de la plata y así ahorrarme el pasaje.-
¡¡Pero algo ocurrió en aquel momento que mi ojos pescaron justo; dos personas
pasan corriendo a mi lado en ejercicio matinal logrando ver que sus pantalones
eran blancos y anchos como los de judo y karate, de pronto se detienen, uno de
ellos vuelve sobre sus pasos, y me pregunta.- “Vos sos del Tokio”? (nombre de
la tintorería única en el pueblo), .-Si ¡¡ contesté.- ¿practicas judo o karate?
–“¡Algo de Judo” conteste, -“OK¡ nos veremos” dijo, y me quedé con algunos
interrogantes, eran personas de unos 25 años..- “¡Nos vemos¡” respondí como al
pasar, y otra vez retomé mi presente y otra vez vi mi derrota intelectual.- La
llegada a casa fue de terror, me recibe Raúl, ¡¿y como te fue?-. Me partieron¡¡respondí.-
No¡¡que boludo geografía¡¡ jaja, la cargada de mi primo, te partió la Tulia ,¡¡¡ Ella había sido y
era profesora del Nacional , su colegio, en aquel momento, jaja, bueno la das
en marzo¡¡ Los tíos no fueron tan
benignos, como sabia que ya empezaba mis vacaciones, me dijeron saca pasaje para
la semana que viene y te vuelves¡¡…hasta marzo.-
Ese mismo
fin de semana después del medio día del sábado, tocan timbre y preguntan por mi,
para mi sorpresa era la misma persona que corría en el balneario, mas sorpresa
aun fue ver que El y mi tía Teresa, charlaran efusivamente, luego me dijo que
eran compañeros de trabajo en la única concesionaria IKA Renault de aquella
ciudad, que casualidad¡¡, El le pidió permiso si me podía llevar a practicar a
su casa y ella me preguntó si quería ir, y le dije que sí. OK dijo El.- ponte
una ropa deportiva y vamos. ¡a donde? pregunté, .-a practicar karate, respondió. ¡bueno espere
que me cambio, le dije, ya dentro de la casa y lejos de la puerta le pregunté a
mi tía ¿quién es? Tito Sanabria, me respondió, trabaja conmigo en Carubia
(nombre de la casa concesionaria). Luego del permiso acordado bajo promesa de
que me traería de nuevo una vez terminada dicha practica.- Fue entonces que
partimos en unas motos Siambretas de aquellas época, Diciembre de 1972.-
Llegamos a
la casa, me presenta a su madre y hermana, y vamos al fondo, era un jardín y
veo a dos personas que estaban tirando golpes, me presenta.- hola¡ digo, soy Daniel.-
hola Vito Ruiz Díaz, hola Pesolani, -encantado¡.- respondo, ¿así que haces judo o algo?, de chico,
respondí dándome importancia, la verdad sabia muy poco y nada, solo copiaba
tomas de las clases que pude ver en la escuela primaria, y de compañeros que si
practicaban, pero era muy diestro en actividades físicas y todo me salía
relativamente fácil, ¡¡como practican? pregunto, Tito me responde, -miramos
este libro y tiramos 100 golpes cada uno, aquí explica bien la técnica.- y pensé ¿¡qué!?, me sorprendí por la
contestación, yo pensé que había un maestro en Concordia, me callé, .- ah¡¡si? dije,
“Que bien”, respondí, y ya me quería ir de allí, me dije a mi mismo “estos tres
están del mate”, me acerco mas al lugar y veo como si fuera una tabla de
planchar clavada de punta acolchada o cubierta con hilo sisal en el jardín,
¡esto que es? Pregunto. -el makiwara, me dice, aquí golpeamos para acostumbrar
la posición del puño, y me empieza a mostrar golpeando a manos desnudas,
increíblemente la madera estaba bien fijada al piso, allí no mas ya estaba
ansioso para irme a la mierda y empecé a pensar en inventar una excusa, y volví a preguntar,
¡pero quien de ustedes es el profesor?- nadie¡¡ me responde Tito: yo practico
de vez en cuando con un Profesor Uruguayo que hace Sudegito Do. -¡¡Qué??? allí
nomás ya sabia que estaba a la deriva y karate no iba a practicar, pero de
pronto, mientras me mostraba los movimientos que practicaban, vi como uno de
ellos pone una tabla gruesa, apoyada entre la pared y el suelo en ángulo de 45
grados, y de un solo golpe de puño la rompe¡¡ wauhh¡¡ gran sorpresa, que bueno,
al rato vino el más alto de ellos y repitió lo mismo con otra, y no salí de mi
asombro, era la primera vez que veía algo así en vivo y en directo, solo recordé
que en un programa de televisión con Pipo Mancera había visto algo igual, fui
directamente a ver y a comprobar el espesor de la tabla y si no estaba
preparada, quedé asombrado. -La sonrisa se me fue inmediatamente de la boca
para dejarla abierta por la acción, parecía que ellos competían a quien rompía
la más gruesa.-
Allí entendí
que dentro de ellos había algo más, no era solo el hecho de copiar movimientos,
sino el objetivo de una lucha exitosa en educar sus cuerpos hacia lo
sobrenatural, y yo quise poder hacer también aquello, el Sudegito Do hasta ese
momento les sirvió, pero Tito ya sabia que dejaría de practicar ese sistema y que
su camino de allí en más seria el Karate.-
Comencé
una relación de amistad con ellos pero no era muy adicto a sus prácticas puesto
que alternaba los tiempos entre mis amigos de colegio y ellos, y la posibilidad
de conversar con personas mayores hicieron que me adelantara en algunas cosas a
la forma de pensar de aquellos días.
Obviamente
que di la materia en marzo y la pasé, me focalicé en esa, ya que era la más
fácil de las tres y así pasé al 3er año. -Al volver a Concordia, en 1973, ya
practicaba más intensamente, sobre todo me agradaba pronunciar las palabras
japonesas de las técnicas lejos del Japón y mis ancestros, empecé a palpar y
entender mi verdadera identidad de sangre y ello me acercó más a comprender mi
cultura. -¡¡Gran paradoja no? - Pronto empezaron a llegar las películas chinas
y la Gran Operación
Dragón, lógico que nuestros movimientos no eran errados, pero vimos por primera
vez técnicas veloces y coreografiadas, todos queríamos ser como El y yo mas que
nadie, y ya con algunos conocimientos de karate, se fueron yendo mis
inseguridades, y el complejo de ser el oriental del pueblo, aguantando las
cargadas con otra perspectiva, ya que mi yo interior sabia que si peleaba
ganaría pues por aquellas épocas en Concordia éramos los únicos que
practicábamos Karate.
Aparece en
nuestro camino un Cinturón Marrón de la escuela Matsubayashi de Córdoba, alumno
nos dijo de Sensei Jintatsu Higa, y practicamos entusiasmados con
El, ya que era un graduado de alta
categoría, por un buen tiempo, y pudimos perfeccionar más nuestros
conocimientos y estábamos contentos por tener una línea de karate pura de
Okinawa, pero pronto tuvo que dejar por trabajos y nos abandona en medio de una
tristeza, más adelante cursando el 3er año de la Escuela supe que era el marido
de una profesora nuestra.-
Nos
tuvimos que rehacer espiritualmente y lo más parecido a ese estilo de karate se
encontraba en la ciudad de Paraná, del otro lado de la provincia, por lo menos
ahora sabíamos que buscar, recuerdo que en un raid de desesperación viajamos
Sanabria, Pesolani y Yo, pudimos
practicar una tarde con el Maestro Castañeda del Shorin Ryu Shidokan, este era
un cinturón negro de verdad, la anécdota que recuerdo es que al entrar al dojo,
piso de mosaico, y por la transpiración, sus alumnos y nosotros resbalábamos,
entonces trajo dos baldes de agua y los tiro sobre el piso y nos dijo “¡¡¡ahora
si pueden resbalar¡¡¡, pero que no se les ocurra¡¡¡” al rato sale de los
vestuarios con listones de madera de los mangos de escobillones y escobas y se
los parte en los brazos y espaldas de sus alumnos ¡¡¡ wahh¡¡¡ quedamos muy impresionados,
muy amablemente luego de la intensa práctica, nos invitan a beber unas cervezas
en la orilla del Paraná, y le pregunto a uno de los alumnos, ¿lo de hoy fue una
exhibición?.-¡¡NOO lo hace seguido cuando ve que flaqueamos.- mirá vos¡¡¡
respondí, y no dejamos de hablar de eso en el viaje de vuelta a nuestra sectaria
Concordia.
Pedro
Humeres, por aquel entonces integrado a la familia de Sanabria, había hecho
contacto en Buenos Aires con el Karate, puesto que su hermano vivía allí, y
entre todos convenimos en que lo seguiríamos a El si asumía transmitirnos lo
que aprendía allí, recuerdo que no quería asumir ese rol, contaba que las
clases eran muy repetitivas y que se las daba un segundo Instructor y que no
hablaba una palabra en castellano, que no le entendía nada y solo le pegaba con
el Shinai de kendo, y que su Maestro viajaba mucho por la Argentina y Uruguay los
fines de semana.-
Puesto que
Pedro recién empezaba y solo podía ir de vez en cuando a Bs.As., insistimos que
era mejor que nada, además le dijimos que era mas agradable practicar varios
que el solo, creo que eso fue lo que más le agradó.- Y así fuimos buscando
lugares donde practicar, un día, me llevan al Club Regatas donde noté el cambio
de posiciones entre lo que practicaba Humeres y nuestro anterior instructor de
Córdoba (perdón no recuerdo su nombre han pasado 40 años), y por primera vez
conozco aquel club, era un club caro, después de la práctica en el salón, me
muestran las vitrinas de trofeos, y la gran sorpresa¡¡¡ que cambió definitivamente
todos los conceptos que tenia de ellos: Sanabria, Ruiz Díaz, Pesolani y
Humeres, habían sido Campeones Nacionales de Remo de cuatro tripulantes, años
atrás, representando ese club, quedé con la boca más que abierta nuevamente, y la seguridad de
estar al lado de verdaderos campeones, me convenció que el camino que
buscábamos no eran improvisados en cuanto a objetivos.-
La película
Operación Dragón fue un hito en nuestras vidas, pues sus escenas eran más
reales por las técnicas ejecutadas, pero la serie Kung Fu fue la que cambió la
historia, la filosofía explicada allí, demostraba que no era solo una forma de
pelea, y explicaba en metáforas la filosofía de oriente y se nos acercaba más
gente que querían practicar con nosotros, y fue allí donde Pedro comienza a
viajar más seguido para obtener más conocimiento.-
Pero la
peor de las noticias estaba por llegar… Pedro nos avisa que muere por un
accidente automovilístico el profesor donde el practicaba con su hermano: el
Maestro Itaya, y que suspendía los viajes porque no se sabia que pasaría de allí
en mas en aquel Dojo Samurai.-
Continuará…